En tiempos donde cada peso cuenta, hablar del precio de los seguros de autos en la Argentina implica mucho más que analizar el modelo del vehículo o el tipo de cobertura. El texto original describe correctamente los factores clásicos que inciden en la prima —modelo, zona, historial, uso—, pero omite una lectura crítica esencial: el contexto económico argentino y la dinámica interna del mercado asegurador son, hoy, los verdaderos motores del incremento de costos.
El verdadero impacto de la inflación y la devaluación
Las aseguradoras no solo calculan riesgo: administran incertidumbre. En un país con inflación anual de tres dígitos y saltos devaluatorios impredecibles, los costos de repuestos, mano de obra y juicios se disparan mes a mes. Los precios de las pólizas, entonces, no suben solo por “vehículos más nuevos” o “zonas inseguras”, sino porque la reposición de cualquier pieza —importada o nacional— cuesta hasta un 200% más que hace un año. El ajuste tarifario se convierte, así, en una reacción defensiva frente a un entorno macroeconómico inestable más que en una estrategia comercial.
La zona de residencia y el mito del riesgo homogéneo
Otro punto que merece revisión es la ponderación de la “zona de residencia”. Si bien las áreas urbanas concentran más robos, el sistema actual penaliza en exceso a los conductores del conurbano o de grandes ciudades, aplicando primas mucho más altas que en zonas rurales. Sin embargo, la siniestralidad no siempre sigue ese patrón. La Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN) ha señalado en informes recientes que los reclamos por destrucción total o incendio crecen también en provincias donde el robo automotor es menor. En definitiva, el criterio de localización, aunque práctico, termina siendo injusto y desactualizado.
Historial de manejo: un avance necesario, pero mal aplicado
El uso del “scoring” o historial del conductor es una herramienta que moderniza el cálculo del riesgo, pero en Argentina todavía se aplica de manera rudimentaria. Las bases de datos no siempre están actualizadas y las multas de tránsito mal registradas o impugnadas pueden afectar injustamente el precio del seguro. En un contexto ideal, el buen conductor debería beneficiarse con rebajas sostenidas, pero en la práctica esos descuentos son escasos y poco transparentes.
Cobertura y accesibilidad: el dilema del consumidor
El texto menciona correctamente que las coberturas más amplias —como Todo Riesgo— son las más costosas, pero no profundiza en un fenómeno reciente: la migración masiva hacia pólizas de menor alcance. La inflación y la pérdida de poder adquisitivo han llevado a miles de asegurados a “degradar” su cobertura, priorizando el precio antes que la protección. Esto deja expuesto a un parque automotor más vulnerable, especialmente en las coberturas básicas que solo contemplan responsabilidad civil.
Conclusión: el seguro como termómetro económico
El aumento del precio del seguro de autos no es un capricho del sector, sino un reflejo del deterioro económico y del costo país. Las aseguradoras enfrentan una doble presión: por un lado, la necesidad de sostener la solvencia exigida por la SSN; por otro, un consumidor que cada vez tolera menos subas. El desafío está en equilibrar ambos mundos: ofrecer protección real sin convertir al seguro en un lujo inalcanzable.
Hoy, más que nunca, la prima del seguro es un termómetro del estado de la economía argentina —y también, del nivel de confianza entre aseguradoras y asegurados.
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