Ayer se dio a conocer la dolorosa noticia del fallecimiento de Luis del Valle López, un bombero voluntario de 37 año que estaba mirando un partido de fútbol de una liga rural en la localidad de Pirovano, provincia de Buenos Aires (se enfrentaban Deportivo Pirovano y Agrario de Urdampilleta), luego de que lo alcanzara un rayo. Varios de los presentes resultaron heridos.
Esa situación empujó a varias personas a buscar refugio ya que temían correr con la misma suerte, aunque no muchos supieron cuál era el lugar más seguro: algunos buscaron refugio en los árboles, otros, en los autos. Los primeros tomaron una decisión errada; los otros, la correcta.
Los árboles son puntos de atracción para los rayos debido a su altura, su forma en punta (los elementos que poseen esta forma son más atractivos para las descargas eléctricas) y también por ser grandes conductores de energía que conectan con el suelo, a causa de distintos materiales húmedos que incrementan las posibilidades de desplazamiento de la carga eléctrica. Todos estos factores generan que los árboles claramente no sean lugares seguros.
¿Por qué el auto un lugar seguro?
Porque está equipado con la Jaula de Faraday. Se trata de un invento del físico británico Michael Faraday quien desarrolló en 1836 una caja metálica inmune a los campos eléctricos estáticos. En el caso de posicionar este compartimento metálico en un campo electrificado, el interior queda completamente intacto, sin recibir ningún tipo de contacto con las descargas provenientes del exterior.
Por eso, en el hipotético caso de que un rayo impacte con un vehículo, el efecto jaula de Faraday entraría en juego ya que mientras la unidad se encuentre completamente hermética (aislado el interior del exterior), el campo electromagnético terminaría siendo nulo y la descarga eléctrica no penetraría en la carrocería para ingresar al habitáculo. No obstante, dependiendo de la intensidad de la descarga algunos circuitos del auto podrían sufrir daños.
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