Todas las personas desean tener una vida larga y plena. Sin embargo, lamentablemente, existen cientos de situaciones que la pueden poner en peligro. Al igual que se contrata un seguro para el hogar y para el automóvil, un seguro de vida se convierte en otra herramienta de previsión y planificación.
Existen diferentes tipos de seguros de vida, cada uno de ellos adaptados a las diferentes necesidades de cada persona. Por eso, es muy importante que el individuo estudie minuciosamente cada uno de los que se le ofrecen, y decida cuál es el que más le conviene. De todas maneras, la empresa aseguradora puede asesorar al usuario en todo el proceso y recomendarle el mejor de ellos según su caso en concreto.
Cuando el usuario piensa en contratar un seguro de vida, la mayoría de las veces lo relaciona solo en el caso de fallecimiento. Sin embargo, en la actualidad, estos acuerdos ofrecen muchas más coberturas. Existen situaciones en las cuales el individuo puede sufrir la incapacidad total o permanente, o quizás padecer una enfermedad. Esto supone la dependencia de esta persona y el desembolso de grandes cantidades de dinero debido a los caros tratamientos médicos. En tal caso, tanto familiares y amigos, como el propio enfermo, se ven afectados.
Uno de estos contratos puede garantizar los proyectos del usuario y de su familia, ya que, si este supera una grave enfermedad, sus ingresos habrán podido consumirse de manera notoria, simplemente por el hecho de no haber previsto este tipo de situaciones.
¿Qué seguro de vida es mejor?
Hay protecciones de vida que se adaptan al estilo de vida de cada persona. El usuario solo tendrá que adaptarlo a su perfil: general, para proteger su ámbito familiar, o single, para aquellas personas que no tienen ningún tipo de carga familiar. Suelen ser sencillos de contratar y muy asequibles, sin tener que pasar ningún reconocimiento médico.
Además, para la comodidad del cliente, el pago de la cuota anual puede ser fraccionada. Incluso, podrá renovarlo año tras año. Esto significa que no tendrá ninguna atadura, ya que podrá darse de baja en cualquier momento. También puede contar con una segunda opinión médica en el caso de padecer alguna enfermedad y, de esta manera, confirmar el diagnóstico.
¿Qué cubre?
Dependiendo del tipo de contrato realizado, este ofrecerá distintas coberturas. Los hay que cubren tanto el fallecimiento como la supervivencia. Esto supone que en el caso de que el asegurado no falleciera, podrá recuperar el dinero asegurado. Este dinero puede obtenerlo en forma de capital o contratando algún otro seguro que ofrezca la compañía.
Si el usuario desea proteger el futuro de su familia, también existen seguros adaptados a sus exigencias. Estos incluyen coberturas básicas para garantizar cualquier imprevisto. Además, cubrirá cargas familiares o hipotecas. De esta forma, el asegurado podrá afrontar con mayor tranquilidad situaciones de enfermedad o invalidez. El capital invertido no perderá valor, sino que se revalorizará según el IPC.
Existen diferentes tipos de seguros de vida, cada uno de ellos adaptados a las diferentes necesidades de cada persona. Por eso, es muy importante que el individuo estudie minuciosamente cada uno de los que se le ofrecen, y decida cuál es el que más le conviene. De todas maneras, la empresa aseguradora puede asesorar al usuario en todo el proceso y recomendarle el mejor de ellos según su caso en concreto.
Cuando el usuario piensa en contratar un seguro de vida, la mayoría de las veces lo relaciona solo en el caso de fallecimiento. Sin embargo, en la actualidad, estos acuerdos ofrecen muchas más coberturas. Existen situaciones en las cuales el individuo puede sufrir la incapacidad total o permanente, o quizás padecer una enfermedad. Esto supone la dependencia de esta persona y el desembolso de grandes cantidades de dinero debido a los caros tratamientos médicos. En tal caso, tanto familiares y amigos, como el propio enfermo, se ven afectados.
Uno de estos contratos puede garantizar los proyectos del usuario y de su familia, ya que, si este supera una grave enfermedad, sus ingresos habrán podido consumirse de manera notoria, simplemente por el hecho de no haber previsto este tipo de situaciones.
¿Qué seguro de vida es mejor?
Hay protecciones de vida que se adaptan al estilo de vida de cada persona. El usuario solo tendrá que adaptarlo a su perfil: general, para proteger su ámbito familiar, o single, para aquellas personas que no tienen ningún tipo de carga familiar. Suelen ser sencillos de contratar y muy asequibles, sin tener que pasar ningún reconocimiento médico.
Además, para la comodidad del cliente, el pago de la cuota anual puede ser fraccionada. Incluso, podrá renovarlo año tras año. Esto significa que no tendrá ninguna atadura, ya que podrá darse de baja en cualquier momento. También puede contar con una segunda opinión médica en el caso de padecer alguna enfermedad y, de esta manera, confirmar el diagnóstico.
¿Qué cubre?
Dependiendo del tipo de contrato realizado, este ofrecerá distintas coberturas. Los hay que cubren tanto el fallecimiento como la supervivencia. Esto supone que en el caso de que el asegurado no falleciera, podrá recuperar el dinero asegurado. Este dinero puede obtenerlo en forma de capital o contratando algún otro seguro que ofrezca la compañía.
Si el usuario desea proteger el futuro de su familia, también existen seguros adaptados a sus exigencias. Estos incluyen coberturas básicas para garantizar cualquier imprevisto. Además, cubrirá cargas familiares o hipotecas. De esta forma, el asegurado podrá afrontar con mayor tranquilidad situaciones de enfermedad o invalidez. El capital invertido no perderá valor, sino que se revalorizará según el IPC.
Comentarios
Publicar un comentario